sábado, 18 de julio de 2009

Que necesito jQuerid@s amig@s, Asesor@s Diocesanos de la Pastoral Juvenil de Venezuela

Ustedes son para nosotros parte vital de nuestro equipo de servicio pastoral; por ello dirigimos este mensaje de fraternidad y unidad con la finalidad de poner de manifiesto nuestro discernimiento del Encuentro Nacional de Responsables Diocesanos de pastoral juvenil.

En nuestro encuentro emprendimos un camino de contemplación, reconociendo el acontecer del reino de Dios en nuestra vida y echando una mirada a nuestro entorno, y de esa misma manera les invitamos a entrar a su encuentro en una actitud de contemplación y escucha, pues podremos ver en la vida del joven la presencia de Dios, en su entorno natural, en su familia y en sus carencias “Solo quien reconoce a Dios, conoce la realidad y puede responder a ella de modo adecuado y realmente humano” (Benedicto XVI), y de esta manera generar una preocupación religiosa que luego se convierta en fe y celebración y después en discipulado, con su acompañamiento y pastoreo es que los jóvenes podemos emprender este camino. De esta manera podemos colocar en el corazón del joven la palabra, guiándolos en su reconocimiento de la misma como mediación para su encuentro con Dios, y esa misma relación con el Dios/Palabra. Advirtiéndole sobre el peligro de idolatrizar a Dios, cosa que Lo excluye de sus vidas, forjándolo en la relación con Él. Asimismo, tenemos la tarea de ayudar a los jóvenes a dejarse recrear por esa palabra, Después de dársela para que la saboree y lo seduzca, ayudarle a que entre en él y lo interpele, para que la exigencia que ella causa lo haga dócil, y luego de esto, pueda ser relanzado por Dios a una nueva vida.

Recordando lo que el verdadero pastor juvenil debe ser e interpelando sus características como asesores pensamos que PASTOR es quien lleva libertad donde vaya, quien responde desde lo que el joven necesita, quien acompaña en la incorporación de valores, quien ayuda a los jóvenes a reordenar su vida, quien ayuda a descubrir las fuerzas internas para canalizarlas en función de lo que El Señor le pide, a quien no le basta con sacar de Egipto al joven, sino que le acompaña por el desierto y ayuda a llegar a la tierra prometida, quien consuela: se mete a fondo en su aflicción y con misericordia ayuda a eliminar las causas de la angustia, quien es amigo y solidario; se alegra con el joven y celebra al Dios de la vida en comunidad, quien valora al joven y crea para él un ambiente de cercanía, quien no crea dependencia, sino que, como buen pastor, deja que crezca sin descuidarlo, quien ama a Dios, se deja amar por Él y trabaja para Él.

Al igual que como lo hicimos nosotros en nuestro encuentro, después de su revisión personal podrán responder al llamado al servicio de la juventud, pues, para todos, el llamado es ser bendición, esto es, hacer algo por los demás, generar vida. Dios nos invita a hacernos adultos en la fe, a movernos por convicciones y no por impulsos; llamando al estilo de Jesús, ayudando a los muchachos a pasar de fans a discípulos, a seguir a Jesús de manera radical, dejándolo todo. Por eso, la Iglesia proclama que “el Dios de la vida ama a los jóvenes y quiere para los jóvenes un futuro distinto, sin frustraciones ni marginaciones, donde la vida plena sea fruto accesible para todos” (SD 118). De esta manera, cuando culminemos nuestro camino, podremos dejar verdaderos discípulos de Jesús y acompañarlos en su camino haciendo que sea radical su entrega, velar por su formación y conversión, logrando que sean pescadores de hombres, asociados a la misión de Jesús, que llamen, hagan discípulos, reúnan a otros jóvenes que vivan para el servicio a los más débiles, liberándolos, instruyéndolos y sanándolos.


Con todo el afecto y cariño, les deseamos un feliz encuentro con Dios, con ustedes y entre ustedes.

Atentamente,
Responsables Diocesanos de Pastoral Juvenil de Venezuela.

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